Sali de buena mañana de domingo con mi amiga Pilar a un pueblecito de la sierra, cercedilla, la carretera llena de coches, el campo lleno de colores dorados y verdes, nos sentamos en una terracita en una plaza llena de gente, periódicos de domingo, cerveza y arriba un cielo que nadie podía haber pintado tan bonito y nuestro hermano sol. El hermano sol nos calentaba y nos daba energía, no queriamos irnos nunca de allí, se estaba tan bien, lejos de las prisas de la rutina de la vidad diaría , una inyección de energia y una sonrisa enorme y nos teníamos que ir y el hermano sol se marchaba a alegrar a otros, esperando a que Pilar sacara el coche del garaje contemplo un árbol que se estaba quedando desnudo, pero conservaba algunas hojas que el otoño había puesto doradas, bailaba danzaba, se escuchaba el viento, y el silencio. Mi alma se calmaba, no puedo sufrir más no quiero pensar más en el , estoy cansada de mi propio castigo,de mi sentimiento ahora me pesa. Basta.
De vuelta a Madrid, planeamos un viaje en coche por las carreteras de América, mi viaje soñado en coche hasta el cañón del Colorado, y nos reiamos diciendo que una de las dos tenía que ser Telma y otra Louis.
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